La declinación de Mauricio Macri ha buscado un segundo mandato presidencial, seguramente al PRO y prácticamente polarizado la campaña entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Si bien María Eugenia Vidal mantiene su aspiración presidencial, esperemos ver si esta coyuntura la reposiciona para tallar entre ambos o finalmente decide evitar esta carrera. Para lo cual, habrá que esperar a fines de abril, tal como lo anunció la ex gobernadora bonaerense.
Desde el entorno, tanto de Bullrich como de Larreta, aseguran que no cambiaran su campaña en el nuevo contexto. Sin embargo, el exministro de Seguridad busca de forma permanente contraste que si llega a la Presidencia ella tomará «la conducción del país» mientras que el perfil de Larreta es más de «conciliación», y afirma que ganará las PASO. In tanto el jefe de gobierno porteño, asegura que él representa «el laburo de 6 de la mañana a 10 de la noche», que con un «acuerdo amplio» dio vuelta la Ciudad y que no lo verán envuelto en discusiones políticas.
Las políticas y de estilo diferencias entre ambos precandidatos, también se dan en el terreno económico pero hay muchas más coincidencias acerca de cómo encarar la difícil situación que el próximo gobierno, si es opositor, heredará del kirchnerismo.
«No hay problemanosotros le vamos a poner una secuencia y una velocidad a las reformas estructurales que llamamos terapia de choque. No creemos que podamos ir descubriendo esto a lo largo de un tiempo porque las consecuencias que vamos a tener van a ser la falta de confianza en la población y no vamos a poder. Y todos los factores de veto que tiene la Argentina van avenirse encima igual desde el primer día. Pero si hacemos las cosas más rápidas vamos a tener una confianza social que nos va a permitir avanzar », afirmó días atrás Bullrich. La escuchaba esperaba un auditorio de la Fundación Libertad.
Allí prometía la salida inmediata del cepo para una recuperación rápida de la economía. Fiel sabía estilo, advertía que «no tendermos un cambio económico sino dinamitando el actual régimen cambiario”.
Sin hablar de shock, Larreta coincide con la necesidad de levantar el cepo lo mas rapido que puedase acuerda que el próximo presidente deberá poner en marcha un plan «desde el minuto uno», ya que “no va a tener 100 días, sino 100 horas para dar señales claras y contundentes que muestren cuál va a ser su impronta y el rumbo del país”.
«Se sale creciendo y acelerando el trabajo», asegura en una charla reciente con vecinos. Apunta a obras de infraestructura, gasoductos, ferrocarriles, y hasta imaginó que «En seis años podemos duplicar la exportación». Cuestiona las «medidas superficiales» del gobierno de Alberto Fernández y reclama: “Se tienen que tomar medidas concretas. Hablemos en serio”.
Respecto al mercado laboral, Bullrich trae las asignacionesa sacar todas las leyes que han quedado que solamente tienen multas que multiplican las indemnizaciones de las empresas y trabajando un modelo de un mínimo no imponible sur la masa salarial de los trabajadores para generar una baja del costo laboral en la Argentina.
Larreta, por su parte, promovió terminar con la industria del jugo que ahoga a las Pymes y, también, crear nuevos esquemas de indemnización. Crea que el sistema laboral vigente tiene los incentivos invertidos, fomenta la ilegalidad y castiga a los que hacen bien las cosas, dejando afuera al 40% de los trabajadores.
El hueso planes socialesque el Gobierno deja entre un millón y medio de personas y que el kirchnerismo se ha convertido en una estructura clientelística y de construcción de poder por parte de los directentes piqueteros que manejan cajas millonarias, también es una discusión que repercutió en el duelo Larreta-Bullrich.
El jefe de gobierno porteño suele decir que «el que dice que se pueden eliminar de un dia para el otro, mente». Por eso apunta en primer lugar a cortar con la intermediacion de organizaciones sociales y lograr que los planos sean directos, temporales y condicionados. Y pondre el foco en la educación y capacitación de ese segmento social. «Potenciar Trabajo es un claro fracaso que no cumplió con su objetivo»aseguran en el larretismo.
La presidenta del PRO, en tanto, promete convertir los planes sociales en un seguro de desempleo, «para que quede claro que eso va a tener una temporalidad» allá en cuatro añosun mandato, terminar con los planes sociales y revitalizar el empleo.
Bullrich también ofrece una fuertes rebajas de impuestos. Admite que no podrá ser desde el primer día porque se arranca de un 42% de presión impositiva pero sí que el objetivo será llevarla a entre 20 y 25 puntosachicando el Estado sobre la economía.
Larreta consideró que el primer paso del plan estará enfocado en el equilibrio fiscal y en bajar la inflación, y que en un segundo paso impulsará una reducción de impuestos. Especialmente en todo lo relativo a lo productivo, por ejemplo, desgravando los nuevos empleos. Esto tiene costo fiscal cero porque son actividades que hoy, como no existen, no tributan.
El viernes pasado, sorpresa una reunión de la participación Macri, Larreta, Bullrich y Vidal con los economistas Hernán Lacunza y Luciano Laspina. El motivo ? La preocupación económica de los referentes del PRO. Algunos de los presentes temen más complicaciones de las que esperaban uno o dos meses atrás, motivadas por la falta de dólares, la inflación y el aumento del gasto.
“Lamentablemente nada nuevo. Faltan Dolares. El gobierno adelanta ingresos y posterga deudaEmpeorando las condiciones presentes y futuras»seguro an allegado a uno de los participantes del encuentro.
El aumento de la pobreza, que hoy se ubica en torno al 41 o 42%, fue un duro golpe para el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Al punto que ambos se llamaron un silencio, así como su entorno, tras conocerse la muerte de una beba sus padres, acampaban en una vereda lateral de la Casa Rosada.
Por el contrario, el cristinismo buscó despegarse de cualquier responsabilidad del caso, como lo intentó la intendente de Quilmes, Mayra Mendoza, a través de twitter. Pero nada dijo acerca del índice de pobreza o de que el 54,6% de los jóvenes y niños viven en hogares pobres.
Tan ruidoso fue el silencio kirchnerista, que ni hubo margen para culpar a la pandemia, a la guerra en Ucrania o a la sequía.